Material de apoyo a las
Clases de Educación Sexual

El pecado original

Más allá de cuál fue el pecado original la Iglesia Católica perpetró uno de los más grandes perjuicios sobre nuestra sexualidad: la llenó de culpa. Basada en definitiva en el postulado erróneo de que el sexo sólo se relacionaba con la procreación, minó de culpas, persecuciones y castigos  toda la parafernalia de emociones, sensaciones, actitudes y deseos con que la sexualidad nos regala.

Si bien no somos la única especie en disfrutarlo, en la nuestra el sexo tiene una función recreativa, liberadora de tensiones, prenda de unión entre hombres y mujeres. Nosotros lo adoptamos en el momento evolutivo en que las mujeres ya no pudieron hacer frente por sí solas a la crianza de los recién nacidos cada vez más prematuros. Se estableció en aquel momento lo que llamamos un contrato sexual, por el cual hombre y mujer se asocian en la empresa reproductiva establecida en la familia nuclear.

Los cambios más relevantes asociados para lograr el contrato sexual son varios: la ovulación oculta de la mujer, que hace que el hombre no pueda conocer el estado de fertilidad; la disposición continua de la mujer a tener relaciones; las garantías de fidelidad mutua (al menos genital la de la mujer, familiar la del hombre). Hay más, pero esos conforman los lineamientos generales en el que el sexo dejó de ser meramente reproductivo para convertirse en otra cosa, y lo llamamos sexo recreativo.

Lamentablemente no son pocos los que creen que si se acepta socialmente que el sexo es también recreativo y que no tiene nada de pecaminoso, eso pueda generar un descontrol sexual y ser promotor de muchos embarazos indeseados y abortos. No hay cómo saberlo, pero lo más probable es que sea al contrario. La actitud conservadora, represiva y retrógrada de la Iglesia puso un manto de tabú sobre las cuestiones de la sexualidad, y son la desinformación y la ignorancia las causantes de la sexualidad irresponsable. Por otro lado la Iglesia atentó contra la felicidad de los pueblos haciendo que vivieran con culpa y vergüenza lo que podían vivir con plenitud y alegría, sobre todo desde los últimos 50 años en que se popularizaron los métodos anticonceptivos.

Ahora digo, si en las clases de educación sexual no se habla de estas cosas… ¿de qué hablamos?

 

Algunos derechos reservados. Se permite su reproducción citando la fuente. Última actualización mar-16. Buenos Aires, Argentina.