Material de apoyo a las
Clases de Educación Sexual

Guarderías y corrillos

Muchas características del comportamiento de las mujeres en grupo (muy diferentes del de los hombres en grupo) provienen de una historia evolutiva quizás de unos 100.000 años. Ellas, por ejemplo, pueden invitarse a ir al baño juntas sin interrumpir la charla ni ponerse coloradas. Lo mismo en ellos es impensable.

En la división del trabajo original de nuestra especie -el hombre sale a cazar y patrullar y la mujer permanece en el hogar al cuidado de los niños- las relaciones interpersonales entre las mujeres, en reducido espacio constituyeron un desafío de convivencia. Las mujeres debieron desarrollar habilidades sociales muy sofisticadas, como por ejemplo la capacidad de cuidarse los hijos entre ellas, o sea, crear guarderías. Si bien no somos la única especie de mamíferos con esa capacidad, son realmente muy pocas.

Mientras que la sexualidad masculina es básicamente competitiva (por supuesto que siempre habrá casos aislados en que los hombres colaboren a favor de uno u otro), la sexualidad femenina es básicamente colaborativa. Más aún: las mujeres utilizan la fuerza conjunta para desarrollar su estrategia de selección, efecto que recibe el nombre de preselección femenina. De eso hablo un poco acá.

La mujer acumula pretendientes (lo busque o no lo busque, recuerde que todas estas son conductas instintivas) y luego elige entre todos los candidatos. Es un proceso dinámico y continuo, no necesariamente puntual. Se halla hartamente probado que si un hombre fue aceptado por otras mujeres es muy probable que la mujer no lo descalifique y lo incorpore a sus pretendientes. (El éxito llama al éxito). Y al mismo tiempo, si un hombre fue rechazado en un contexto de amigas, es más probable que sea desechado sin darle oportunidad. El fenómeno se acentúa si la preselección la hizo una mujer de alto valor de emparejamiento. Para tener éxito en una fiesta conviene llegar acompañado de una mujer atractiva.

La apuesta sexual que se juega la mujer es enorme en comparación con la del hombre, por eso debe hacer uso de estrategias seguras y confiables. Apoyarse en el criterio de sus pares es un recurso idóneo.

Las habilidades de las mujeres para componer conflictos sociales, domésticos y familiares es muy superior al de los hombres. Tejer alianzas, complicidades, crear vínculos, acercar o imponer distancias, crear empatía, solidarizarse, fueron tareas en las que debió especializarse durante decenas de miles de años.

 

Algunos derechos reservados. Se permite su reproducción citando la fuente. Última actualización mar-16. Buenos Aires, Argentina.