LUCES DELANTERAS
ENCENDIDAS DE
DÍA
Hace unos años entró en vigencia una disposición
que obliga a llevar encendidos los faros delanteros en la ruta durante el día
inclusive. La primera vez que salí de viaje con Charly, lógicamente, impugnó la
norma.
–No seas ridículo -amonestó cuando yo le hacía señas a un automovilista
que venía con las luces apagadas-, qué te creés, ¿que no te vio? Si es de día,
se ve perfectamente.
–Charly, Charly... es una norma, y hay que cumplirla
aunque no sepas para qué sirve. Pero yo sí sé para qué sirve. Si querés te cuento.
–Me muero de curiosidad. No creo que tengas nada coherente para decir... esa
norma es ridícula por donde la mires.
–OK, acepto el desafío. Cuando viajás
en la ruta uno de los principales peligros es estimar incorrectamente la distancia
que te separa con un vehículo que viene en sentido contrario. Si estamos los dos
solos no hay problema, pero si no somos los únicos y ambos estamos en situación
de sobrepasar a vehículos más lentos, esa estimación es importantísima, y hacerla
equivocadamente puede ser fatal. Durante el día es muy común que veamos a los
automóviles de enfrente con reflejos de sol. Y esos reflejos son puntuales. No
es posible determinar la distancia a un objeto luminoso puntual: el reflejo parece
igual a 200 metros que a 50. Es cierto que de día podés ver todas las partes del
auto, sus contornos, y hacer de ese modo la estimación. Pero estando el reflejo
del sol en el parabrisas del auto que viene, ese destello que es mucho más luminoso
que el resto del vehículo, es fácil confundirse.
–Pará, no me des tantas vueltas.
Yo no manejo haciendo cálculos geométricos, ¡y nunca tuve un accidente!
–Yo
tampoco, Charly, no hago cálculos. Los hace mi cerebro automática e inconscientemente.
Y el tuyo también, si es que te funciona...
–Mmm... Haré de cuenta que no entendí
eso último.
–Perfecto. Entonces sigo. Los focos delanteros encendidos y bien
colocados (no como esos piolas que llenan el auto de focos no reglamentarios)
son la indicación exacta de la posición del auto, de la distancia que te separa
de él.
–Seguís sin convencerme. Insisto en que yo no necesito las luces delanteras
prendidas para hacer correctamente la estimación de distancia.
–¡Ese es un
grave error! No es que vos no lo necesites, yo sé que vos sos perfecto. Pero tus
luces prendidas no son importantes para vos... ¡sino para cualquier otro con el
que te cruces en la ruta! Incluido ese torpe que te podés imaginar que tiene la
visual un poco disminuida y que tus faros prendidos le vienen de perilla para
verte y localizarte correctamente. El tránsito es algo que se hace de a varios...
no es un hecho individual. Saber con mucha anticipación que un auto va o viene
-otra información que los faros encendidos indican perfectamente- es un dato que
a uno le permite manejar sin sobresaltos, sin tensión, planificando bien la atención
y la distracción.
En ese momento vi que Charly levantaba las cejas...
entonces apuré el remate:
–Pero lo más importante, mi querido amigo, viene
ahora. Te convenzan o no te convenzan mis explicaciones, las estadísticas serias,
de países serios, indican que usar los faros delanteros encendidos durante el
día en la ruta disminuye entre un seis y un ocho por ciento los accidentes de
ruta, que, vos sabés, son casi siempre mortales. Eso, mi viejo, en un país como
el nuestro que tiene una de las tasas de mortalidad en accidente de ruta más altas
del mundo... no es poca cosa. Te estoy hablando de cientos de vidas por año. Te
convencí.
–Me has pillado nuevamente. Creo que te odio.
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Última actualización jun-06. Buenos Aires, Argentina. |