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La distancia de frenado
–¿Qué pasa, Gastón?, ¿no confiás en tus reflejos? -preguntó mi acompañante.
–Sí
que confío, Charly, los reflejos en los que no confío son los del conductor que
viene atrás mío.
La pregunta extrañada de Carlitos provenía de lo siguiente:
cuando yo conduzco mantengo con el auto de adelante una distancia -llamada distancia
de frenado- que es más o menos la distancia que se recorre en 3 segundos (llamada "la regla de los 3 segundos"), que más o menos equivale a 50 metros cuando la velocidad es de 50 km/h,
o 100 metros si voy a 100 km/h. Una exageración absurda, pensaría mi acompañante,
ya bastante hinchado porque le había pedido que se ponga el cinturón de seguridad.
–No entiendo -insistió-, ¿qué tienen que ver los reflejos del conductor
que viene atrás con la distancia de frenado que vos dejás adelante?
–Muy sencillo.
Yo podría manejar muy cerca del auto de adelante. Si él frenase yo también lo
haría (mis reflejos son muy buenos) y mi auto tiene buenos frenos, seguro que
no lo chocaría. Pero mi frenada también sería brusca, es decir de gran aceleración.
Y los reflejos del común de la gente, ese gil que viene atrás mío por ejemplo,
no son tan buenos como los tuyos... o los míos. Lo más probable es que si yo freno
de golpe ese tío de atrás me lleve puesto. Y eso ya no dependería de mí. No sabés
lo feos que son los choques de atrás. Y seguro que se propaga en cadena. El único
modo de protegerme del conductor que me persigue es frenar yo siempre en forma suave,
técnicamente: con aceleración mínima. Y para eso necesito el espacio que me recomienda
el manual de conducción: la regla de los 3 segundos*.
La distancia de frenado aumenta con el cuadrado de la velocidad. Eso quiere decir
que si uno aumenta la velocidad al doble necesita cuatro veces más espacio para
frenar completamente. Si tu velocidad es 3 veces mayor, entonces necesitás 9 veces
más espacio. Las leyes físicas, a diferencia de las nacionales, tienen la manía
de cumplirse inexorablemente.
–¿Viste cómo va ese? -dijo señalando a uno
de vidrios polarizados que iba "chupado" con el de adelante.
–Esos conductores
tan tuercas... Ir chupado requiere no sólo buenos reflejos, también requiere mantener
una atención permanente, una tensión constante que suele resultar cansadora y
a la larga nociva. Si bien es bueno, recomendable y necesario manejar permanentemente
atento, una tensión excesiva suele ser perjudicial. En viajes de más de 10 minutos
la tensión excesiva, la excitación, la adrenalina requerida, genera un estado
de estrés nocivo. Lo ideal es lograr un estado de atención cómodo, que si bien
no llegue al relax tampoco canse.
–Sabés qué pasa -insistió Charly-, si
dejo esa distancia que vos me indicás con el auto de adelante los autos del otro
carril se me meten adelante. Así se van perdiendo puestos y llego cada vez más
tarde. Hoy en día, vos lo entendés, la gente vive apurada...
–Mirá, en un
viaje de 10 km, ponele de Liniers hasta Núñez por la General Paz, se podrán meter
delante tuyo 5, 10, 15 autos... Esto representa llegar 5 o 10 puestos más atrás,
traducido en tiempo representa llegar 30 o 60 segundos más tarde. Por la seguridad
que te otorga me parece que es un buen negocio. En lugar de llegar a las 11:37,
llego a las 11:38. Como decía un tío mío: me cago en la diferencia, hermano.
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*La regla de los 3 segundos
Al conducir tome una referencia de posición cualquiera por la que avanza el vehículo de adelante y cuente: "mil uno, mil dos, mil tres". Si usted pasa por el mismo punto antes de terminar de contar, no está dejando el suficiente espacio con el vehículo de adelante.
Ejemplo: marchando a 80 km/h hay que dejar 67 metros libres adelante.
También debe dejar más espacio:
• si alguien lo sigue a usted muy cerca,
• si maneja en carreteras resbalosas,
• si el conductor de atrás lo quiere pasar: hay que dejar suficiente espacio para que el vehículo de atrás pueda entrar.
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Última actualización jun-06. Buenos Aires, Argentina. |
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