Miradas enojadas

-¿Viste cómo te miraba ese tipo? Me parece que lo encerraste...

-Sí, lo vi. Vi cómo me miraba... por eso dejé de mirarlo inmediatamente.

Charly levantó las cejas y puso cara de que las cosas no le cerraban. De modo que expliqué:

-La consigna que obedece un buen conductor es evitar el contacto visual con un conductor que esté enojado. Un conductor enojado es un conductor problemático, potencialmente peligroso para uno, para él mismo y para los demás. El mejor modo de disminuir el riesgo potencial es evitar el contacto visual y dejarle el mayor espacio de manejo posible. Se sabe que esa es la conducta más segura y, además, es la que más rápidamente le cambia el humor al enojado. Pasa que uno de los principales insumos del enojo en las personas es la mirada de otro que, en ese momento, casi en forma automática, asume el rol de adversario. No importa tanto si la respuesta es amigable o desafiante o sumisa... el enojo desaparece más rápido si no se encuentra una mirada.

-OK, pero hacés lo mismo que cualquier cobarde.

-Mirá, si para vos es importante demostrarle a él, o a vos mismo, o a la señorita que viaja a tu lado, o a tus amigos, o a quien sea que vos no sos ningún cobarde, y que sos el gran macho argentino que no le teme a nada ni a nadie, y menos que menos a ese energúmeno que te miró mal y no sabe manejar... mirá... debe ser que no sos tan valiente, y por eso tenés que buscar demostraciones. Bien, te aconsejo buscar esas pruebas fuera del camino. Porque el tránsito es una cosa de toda la sociedad, que afecta a todos, y a la sociedad no le interesa tu masculinidad ni tus complejos. Lo que a la comunidad le interesa, y a vos también debería interesarte, es lograr un tránsito seguro y confiable.

-Puto.


Algunos derechos reservados. Se permite su reproducción citando la fuente. Última actualización abr-10. Buenos Aires, Argentina.