¿Y qué nos dice esto? Nos dice que los sonidos graves se comportan de una manera y los agudos de otra. Cuanto más corta es una longitud de onda (o sea, cuanto más agudo un sonido) más rápidamente se atenúa por los obstáculos del medio; le cuesta más viajar y llegar hasta nuestros oídos. Cuando escuchamos una música lejana son más intensos los graves que los agudos. Si estamos cerca, en cambio los agudos parecen más penetrantes e intensos.
Los sonidos graves, con sus ondas largas, son capaces de sortear obstáculos, doblar la esquina, entrar por la ventana y subir la escalera caracol y meterse en el dormitorio. Un sonido montado en una onda larga viaja como en rayos de goma, flexibles, ubicuos...
En cambio, los sonidos agudos, que viajan en ondas de longitud corta... cualquier obstáculo los apantalla dejando una sombra de silencio. Sus rayos de sonido son menos flexibles, les cuesta más pegar una curva y llegar hasta el tímpano.
Cuanto más corta es una longitud de onda más recto se comporta su rayo. Tanto es así que los ultrasonidos (ondas más cortas que las audibles), llegan a comportarse prácticamente como ondas luminosas, con las que se puede ver, o crear imágenes. |