Pero entonces a qué me refiero con que son diferentes. Me refiero a una cuestión que no es fácil advertir, y que es importantísima. Cuando vos resolvés un problema en tu casa la hoja que usás no es otra cosa que una mera, una mínima extensión de tu memoria. Vos sabés qué es lo que estás escribiendo, sabés qué significa cada cosa que ponés en la hoja, de qué estás hablando. Habitualmente ese papel no le sirve a nadie más que a vos.
Pero cuando te ponés a resolver un ejercicio en un examen, la hoja que escribís es un mensaje a otra persona -generalmente un mortal como vos-, alguien que no puede entrar en tu mente; que lo único que va a recibir de tu parte para enterarse cómo resolvés el problema es esa hoja. Se trata de un cambio de objetivo radical. Antes era un apéndice de tu memoria... ahora es un mensaje.
Pensalo, y vas a ver que no es poca cosa. No sólo tenés que entrenarte en resolver problemas... tenés que aprender a comunicar un sistema de códigos -que son nuevos para vos- en un lenguaje nuevo para vos. Sé que no es fácil. Cuando un problema no te salga y recurras a No me salen... aprovechá para ver cómo están contadas las cosas. Yo no las cuento de una manera especial porque vos seas tonto. Las cuento usando un lenguaje y una manera que son las formas en las que se construye un mensaje de física para que otro lo entienda, sin ambigüedades.
Creeme. Es así. Te doy mi palabra de mosquetero galáctico.
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