Magnetismo terrestre

Desde hace más de 2000 años varios sabios tomaron nota de la siguiente observación: si un imán se suspende de un hilo siempre se orienta en la misma dirección, y todos los imanes en la misma dirección. Teniendo en cuenta que el polo norte de un imán se atrae con el polo sur de otro, y viceversa, dedujeron acertadamente que la Tierra misma era un imán gigante.

CHISMES IMPORTANTES:

• Cuando un volcán despide lava por el cráter, en la roca fundida flotan diminutas partículas magnéticas que, como brújulas, apuntan al Norte. Al enfriarse la roca las partículas quedan inmovilizadas; ya no pueden girar libremente como brújulas buscando el Norte. Si al continente se le ocurriera navegar por los océanos y girar sobre sí mismo, las diminutas brújulas dejarían de apuntar al Norte y revelarían el cambio de posición del continente.
  
  Esto parece absurdo porque tenemos la impresión de que los continentes son tierras firmes e inmóviles. Pero en millones de años los continentes han navegado por los mares como barcos sin timón. Y lo siguen haciendo.
  
  Estudiando las orientaciones de diminutas brújulas naturales solidificadas en la roca, se pudo conocer lo que se llama la deriva de los continentes, y descubrir que la historia de la Tierra fue mucho más dinámica de lo que se pensaba. Hubo un momento en que todos los continentes estaban pegados y formando un supercontinente llamado Pangea. Luego se fragmentó en 5 grandes pedazos que se corresponden con los actuales continentes. El perfil de América, que encaja casi perfectamente con el de África, es resultado de esa separación.

• Armar el rompecabezas de la deriva de los continentes no fue nada sencillo. Resulta que los polos magnéticos también cambian de posición... incluso varían su intensidad y hasta invierten la polaridad. Estos cambios ocurren en períodos de tiempo larguísimos; en los últimos 100 millones de años han ocurrido por lo menos 170 veces.

• A qué se debe el magnetismo terrestre. Pues, hay varias teorías, pero no es fácil verificarlas. Se sabe que el núcleo terrestre es metálico, y que en él se producen corrientes eléctricas. La teoría del dínamo automantenido -así se la llama- propone que esas corrientes eléctricas son las generadoras del magnetismo terrestre.

• Las bacterias suelen tener mala prensa ya que se las asocia con enfermedades, y con razón. Pero también hay bacterias beneficiosas y muy curiosas. Entre ellas hay unas bacterias llamadas bacterias magnetotácticas. Poseen en su interior pequeños cristales de magnetita que utilizan como brújula. Sin embargo, lo que buscan las bacterias no es el Norte, sino el fondo del medio acuoso en el que viven, que se encuentra a gran profundidad. Por suerte, las brújulas, todas las brújulas, no sólo las de las bacterias, indican el norte pero no en forma horizontal sino con una pequeña inclinación hacia abajo. Esa inclinación es la indicación que la bacteria usa para orientarse y dirigirse hacia el fondo. Se las ha usado con éxito como “limpiadoras de fondo” en ríos contaminados, como en el Támesis, en Inglaterra.

• Te sorprendería saber cuántos adultos no saben manejar una brújula. ¿Para qué sirven las letritas impresas debajo de la aguja en muchas brújulas?
• ¿A qué se llamará paleomagnetismo?