¿Qué es el magnetismo?
Desde hace más de 2.000 años se conoce este fenómeno curiosísimo: ciertas piedras llamadas imanes tenían la propiedad de atraer pequeños fragmentos de hierro, como clavos o limaduras de hierro, y también de atraer otros imanes y –lo más curioso– de repeler otros imanes.
Esa fuerza de atracción o repulsión que hacen los imanes recibe el nombre de fuerza magnética. Se trata de una fuerza de acción a distancia, es decir: los imanes no necesitan tocarse entre sí para atraerse o repelerse. Basta con que se aproximen un poco para que la fuerza magnética comience a actuar. Lo mismo ocurre con la atracción a los pequeños cuerpos ferrosos: basta con que el imán se acerque a ellos para atraerlos y “capturarlos”, acción que todos hemos experimentado jugando con imanes y clips.
La propiedad magnética (tanto de atracción como de repulsión) nunca está distribuida uniformemente en el imán, sino que se concentra enormemente en dos regiones llamadas polos. Hay polos de dos tipos que recibieron el nombre de polo norte y polo sur. Cualquier tipo de polo atrae cuerpos de hierro por igual. Dos polos de distinto tipo se atraen entre sí. Y dos polos de igual tipo se repelen entre sí. Los polos siempre aparecen de a dos o más y de distinto tipo, o sea, todo imán tiene un polo norte y un polo sur al menos. Ningún cuerpo puede tener un único polo magnético.
Otra característica interesante del fenómeno es que el magnetismo es contagioso: un clip que toca a un imán (o incluso que tan sólo se acerca) se comporta él mismo como un imán. |