Ernst Mayr
El
Darwin del siglo XX
Él solo era toda una institución. Alemán
de origen y estadounidense por adopción, Ernst Mayr falleció el 3 de febrero de 2005,
a la edad de 100 años. Desarrolló casi toda su carrera, dedicada a la Biología,
en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York y en la Universidad de
Harvard, y sus contribuciones principales las hizo en torno a la Teoría de la
Evolución.
Mayr fue considerado por mucho tiempo el más prominente biólogo
evolucionista, pionero en la definición moderna de especie. Demostró que nuevas
especies pueden surgir de poblaciones aisladas -algo que Darwin había dejado pendiente-
y publicó sus hallazgos en 1942, en la obra Systematics and the Origin of Species.
Obtuvo innumerables reconocimientos, escribió 20 libros y más de 700 artículos
en revistas científicas. Su obra pasa a la posteridad identificada con lo que
hoy se llama Teoría Evolutiva Sintética.
Como los verdaderos grandes,
fue un luchador de toda la vida. Incansable y polémico, no eludió enfrentar cualquier
arista filosa que sus ideas tocaron. Se definía como un "veterano luchador por
el darwinismo", y lo continuó siendo hasta sus últimos días. "Cuando alguien me
pregunta por qué no me jubilo, le respondo: '¿Por qué habría de hacerlo? ¡Dios
mío, si soy feliz con lo que hago!'", comentó a un periódico a la edad de 93.
Sus pares lo apodaron el Darwin del siglo XX, un siglo en el que la teoría de
la evolución ha debido enfrentar la irracionalidad del conservadurismo, el creacionismo,
la acometida reaccionaria de derechas e izquierdas y la ignorancia tutelada de
los pueblos.
Para cerrar, le cedemos la palabra: "La igualdad, a pesar
de la no identidad evidente, es un concepto un tanto complejo y requiere una talla
moral que al parecer muchos individuos no son capaces de asumir. Al contrario,
niegan la variabilidad humana y equiparan la igualdad con la identidad. O sostienen
que la especie humana es excepcional en el mundo orgánico en el sentido de que
los genes sólo controlan los caracteres morfológicos, y los otros rasgos de la
mente o el carácter se deben al 'condicionamiento' o a otros factores no genéticos.
A estos autores les resulta muy cómodo ignorar los resultados de los estudios
sobre hermanos gemelos y de los análisis genéticos de los rasgos no morfológicos
de los animales. Una ideología basada en las premisas tan obviamente falsas sólo
puede conducir al desastre. Su defensa de la igualdad humana se basa en una pretensión
de identidad. Tan pronto como se demuestra que esta última no existe, cae igualmente
la base de la igualdad". |