Repudio
La ciencia es una forma
muy particular de abordar el universo. Sin verdades absolutas ni reveladas, sin
dogmas, admitiendo la ignorancia donde la haya, prescindiendo del principio de
autoridad, los que abrazamos la ciencia encontramos en ella el camino para husmear
los enigmas más antiguos de la humanidad y muchos otros que la propia ciencia
nos va regalando. El abanico de conocimiento que la ciencia está desplegando es
fascinante.
De todos los sistemas de conocimiento, la ciencia es el más
democrático. Eso sólo ya bien vale la elección. Pero la ciencia, también, es poderosa,
incisiva, urticante. A fuerza de imaginación y evidencias, embate intereses y
poderosos que habitualmente encuentra en las antípodas de la sensatez, entre los
enemigos de la libertad, entre los fundamentalistas, entre los autoritarios.
Uno
de sus máximos exponentes, el presidente de los Estados Unidos, George Bush, acaba
de manifestarse a favor de que en la escuela pública norteamericana se enseñe
el "diseño inteligente" como alternativa a la Teoría de la Evolución. Se trata,
sencillamente, de una variedad aggiornada de creacionismo. Los "diseñistas" afirman
que muchos aspectos de la naturaleza -la mente, por ejemplo- son demasiado complejos
como para haber surgido por selección natural, y por lo tanto han de haber sido
diseñados por una inteligencia superior. Pero caen en una vieja trampa recursiva.
Cualquier clase de creacionismo termina en el mismo absurdo. En el siglo XXI,
negar la teoría de Darwin tiene una altura intelectual equivalente a postular
una Tierra plana. El costado bueno es que semejante despropósito haya sacudido
y despertado a la comunidad científica estadounidense, que salió al cruce de semejante
estupidez con lucidez y buenos reflejos. Y también tiene lo suyo que esta nueva
carga anticientífica y troglodita esté encarnada en este arquetipo de despotismo,
prepotencia e irracionalidad.
Frente a su visita a la Argentina, distintos
grupos y actores sociales y políticos ensayaron diferentes modalidades de repudio
a su presencia. Hacer EXACTAmente, con renovado entusiasmo, es el nuestro. |