La tragedia educativa
(Conversación con el autor)

Antes de hablar acerca de La tragedia educativa -primer trabajo de Jaim Etcheverry, publicado por Fondo de Cultura Económica en septiembre de 1999- el autor se esfuerza en dejar en claro que siente mucho respeto por los libros y que siempre creyó que la tarea de escribir lo superaba. Pero la publicación confirma que al fin pudo vencer sus resistencias: "La idea del libro surgió porque considero que las instituciones formales de la educación son el último baluarte de lo humano, es un lugar de resistencia contra una cultura única que, si bien me parece que es positivo que se conserve, también lo es mostrar alternativas, ya que el mundo no se agota en la televisión".

El objetivo de la publicación es dejar constancia de que la tarea de la escuela deber ser la de enseñar que, además del mundo veloz, hay otros elementos interesantes para tener en cuenta. "La crítica hoy existe en forma limitada -dice Etcheverry- porque estamos perdiendo las herramientas del pensar; estamos dejando a la gente desnuda por dentro, sin darle ningún elemento de resistencia". Para ejemplificar, se refiere a las próximas elecciones presidenciales: "Este año va a votar por primera vez 1 millón de jóvenes, de los cuales 630 mil están totalmente fuera del sistema educativo. Esos son escándalos que a nadie molestan".

Pero, ¿cómo revertir esta situación? Etcheverry basa las soluciones en el retorno a los libros: "Ahora la cultura está muy sesgada a lo que se refiere a la imagen, porque es más fácil de digerir, pero tiene que haber un regreso a la lectura porque la lectura genera mentes diferentes. La escuela es la que tiene que promover esta vuelta porque es la única forma de desarrollar el pensamiento". Al respecto, recuerda que el ministro de Educación de los EE.UU. pidió hace muy poco, en un comunicado a todo el país, que los padres les leyeran a sus hijos media hora por día y que lo tomaran como un deber patriótico.

La tragedia educativa es un análisis de la situación educacional en la Argentina a partir de la comparación con otros países. También aborda el examen de las tendencias surgidas de la supermodernidad de la educación y, finalmente, un análisis de cuál podría ser el lugar de la escuela en el futuro. Como buen científico, no apoya comentarios ni hipótesis sin un respaldo numérico que deja al lector boquiabierto. Este fuerte alegato a favor de la educación ubica el problema en el seno de la sociedad: la educación no puede salvarse a sí misma. Seguramente es por eso que Jaim escribió su ópera prima.

 

La tragedia educativa
Guillermo Jaim Etcheverry
Buenos Aires, 1999
Fondo de Cultura Económica,
232 páginas