Lauro de Oliveira Lima (1921-2013), educador brasileño perseguido por la dictadura militar.

 

Las enseñanzas del Maestro Ciruela
Jugar

A manera de homenaje voy a hacer mías estas palabras de Lauro de Oliveira Lima (1921-2013), educador brasileño que sembró en mí -afortunadamente en forma muy temprana- ideas muy fecundas:

Concluyendo: La juventud del ser humano (y también la de los animales) es un período lúdico, el reino del "como si"; fue hecha para jugar, que es la forma funcional de aprender a ser adulto. Se requiere menos solemnidad y gravedad al planear; la educación es un tanto anárquica, como las diversiones de los niños. El profesor debe ser capaz de divertirse y alegrarse con este modo de ser natural que la biología creó para enseñar las tareas de la especie. No es hora todavía de participar de la seriedad adulta. Es como si el joven viviese aún cierto tipo de vida uterina: su tarea es dramatizar. La pedagogía es un arte lúdico. Aprender es un juego divertido. (Educación por la inteligencia, Editorial Humanitas, 1979).

Ese primer paréntesis, (y también la de los animales), provocó en mí la admiración más profunda. Su visión biológica de la enseñanza -con cierta influencia de Piaget- le dio una solidez brutal a cada una de sus lecciones.

Cuando veo docentes preocupadísimos en planificar, estructurar, establecer con antelación, diseñar al detalle su trabajo me digo sin ambages: no entienden la educación. Y por ahí también: no tuvieron infancia.

Ser docente es ser capaz de zambullirse en la anarquía del juego, evitar que la cosa desmadre, salir airoso y acompañado por los estudiantes, haber disfrutado. Y tener ganas de volver a jugar.

 
 
 
 
 
 
   
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