Las enseñanzas del Maestro Ciruela
Intuiciones aristotélicas o newtonianas

Es archiconocida, al menos entre los físicos y los profesores de física, la idea de que el ser humano ve el mundo físico lleno de preconceptos aristotélicos. Es decir, tiende a dar explicaciones aristotélicas, falsas, de los acontecimientos mecánicos del mundo que nos rodea. Más aún, las explicaciones newtonianas y correctas, nos resultan antiintuitivas.

Yo no creo que esto sea cierto, por dos motivos. El primero y principal es que si así fuera no estaríamos aquí. Para una especie herbíbora que se alimenta paciendo y desplazándose lentamente en la pradera, la subsistencia no plantea grandes problemas de mecánica. En cambio para una especie carnívora u omnívora como la nuestra, los problemas de la caza y el desplazamiento resultan mucho más complicados y no hubiésemos sobrevivido con cerebros pequeños incapaces de resolver la cinemática y la dinámica que ese modo de vida impone.

No quiero decir, claro está, que los animales de esa condición deban resolver velozmente sistemas de ecuaciones, problemas de encuentro ni estimaciones de aceleraciones. Antes bien, significa que nuestros cerebros computan inconscientemente (¿intuitivamente?) situaciones complejas y las resuelven adecuadamente sin importar cómo lo hacen. Más aún, arrojar objetos o atajarlos si nos llegan volando, desplazarse de rama en rama, saltar y correr sin atroplellarse ni caerse... todas esas destrezas requieren cálculo newtoniano esforzado si se plantea en clase y nuestro cerebro lo resuelve en forma casi automática y contra toda predicción aristotélica.

El segundo motivo es que en clase, y como profesor de física, siempre apelo a la intuición de los estudiantes para estimar la respuesta de los ejercicios antes de resolverlos, o para testear si una respuesta coincide con nuestra predicción intuitiva. Y casi permenentemente hallo que la intuición de los estudiantes es correcta, newtonianamente correcta. No dejo de apelar a esa intuición porque es una arma poderosa, poderosísima, a la hora de enseñar la física.

Parece ser (esto es sólo una hipótesis mía) que el problema aparece cuando se pide verbalizar la descripción de los fenómenos en los que la oculta fuerza de rozamiento (ya sea con el piso o con el aire) afecta la mecánica de los fenómenos. No era de esperar otra cosa... cómo puede pretenderse que incluya en sus razonamientos verbales una fuerza oculta que la humanidad tardó más de 2000 años en descubrir. Pero así y todo, es posible adecuar sus exlicaciones si ponemos de manifiesto su presencia o ausencia... intuitivamente. Pídale a cualquier mortal que prediga dónde se detendría una caja que desliza por el piso en cada caso si el piso es muy rugoso o si de una pista de hielo se tratara... y encontrará una respuesta recontra newtoniana, para nada aristotélica.

 
 
   
Algunos derechos reservados. Se permite su reproducción citando la fuente. Última actualización jun-16. Buenos Aires, Argentina.