Stephen Jay Gould (1941-2002), paleontólogo y divulgador de la ciencia, miembro activo del movimiento Ciencia para el Pueblo, que boicoteaba las expresiones de científicos "políticamente incorrectos".
 
 
 
 
 

Tonterías
Políticamente incorrecto

En la portada de mi sitio me anuncio como políticamente incorrecto, y no fueron pocos los que me reclamaron una explicación. La expresión sobre la corrección política nació hace unos 30 años y va más allá de la política partidaria, la de los políticos. Se extiende a la vida académica, científica, profesional e, incluso, personal. Alude a los buenos modales, la cortesía, la diplomacia… pero fundamentalmente a la prevalencia -en las posturas y declaraciones que uno hace explícitas- de la moral y la ética.

Pero a veces aparecen conflictos de valores. Sostener lo que uno cree que es la verdad –por ejemplo– no siempre encaja o se lleva bien con la diplomacia, incluso con algunas aristas de la ética. Todos incurrimos alguna que otra vez en mentiras piadosas, y nos las permitimos con cierta culpa o bien, descubiertas, solemos tolerarlas con algo de indulgencia… y a nadie se le ocurriría afirmar que mentir es políticamente correcto.

El mayor de los conflictos surge, en cambio, de una falacia. Mucha gente está persuadida de que el conocimiento científico es moral y políticamente correcto. Además de ser falsa esa postura es ridícula. La ciencia dice cómo es el universo (las cosas, los animales, el hombre, la sociedad, el universo entero), y no cómo debe ser el universo. Luego, cuando un científico anuncia un descubrimiento sobre cómo es el universo en claro conflicto con cómo nos gustaría que fuese, se lo tilda o sospecha de amoral y no dudan en enrostrarle cierta incorrección.

Para colmo de males, un movimiento de científicos de izquierda (no se trata de un absurdo: aludo a científicos que además de dedicarse a la ciencia profesan ideas políticas de izquierda) que ganó importancia y notoriedad en Estados Unidos cayó en el absurdo (ahora sí) de pensar que había una ciencia con ideología política y, por supuesto, políticamente correcta. Confundieron el ser con el deber ser, la moral con la verdad.

Tópicos como la diferencia intelectual y psicológica entre hombre y mujer, o como la existencia de razas humanas, o como la biología de las sociedades humanas, o como la denuncia de la anticiencia, el oscurantismo, la charlatanería y el engaño pasaron a ser políticamente incorrectos si no concluían en lo que a todos nos gustaría escuchar para vivir en armonía con el mundo y la naturaleza. En base a esta redefinición errada pero ampliamente aceptada como corrección política no me cabe más remedio que definirme como políticamente incorrecto.

Sin embargo yo suelo esforzarme por respetar las normas éticas, morales, diplomáticas y de buenos modales como el duque más refinado que como tal se precie. Claro está, sin esconder ni disfrazar las verdades (aún las provisorias) que nos revela la ciencia. Y al que no le guste… que lo pise un tren con locomotora oxidada, y lo recojan con cucharitas.

Algunos derechos reservados. Se permite su reproducción citando la fuente. Última actualización feb-11. Buenos Aires, Argentina.